La iglesia de St Jacobi, antes relacionada con el camino de Santiago, después establo en la invasión napoleónica. Ahora protestante.
La Chilehaus, una casa del arquitecto Fritz Höger, arquitectura expresionista alemana de 1924, a base de ladrillos, luego replicada por todo el barrio. Este edificio además tiene cierta forma de barco de crucero.
Un lateral.
Detalle de las ventanas.
Lo que sería la proa.
El otro lateral. Por dentro mucho azulejo y adornos estilo años 20, muy chulo, es lo que vimos al menos cuando nos colamos dentro de uno de los portales y subimos a algunos de los rellanos, por suerte parece uqe como en muchos sitios hay oficinas nadie dijo nada.
La iglesia de St. Petri,, también protestante.
El frontal también de ladrillo.
En la puerta una de las cosas más antiguas de Hamburgo, una cabeza de gato de la antigua iglesia, que sobrevivió al incendio de 1842.
En la otra puerta hicieron uno nuevo en 1842, que como es un león, parece que sigue la tradición alemana de frotar estatuas para tener suerte.
Un detalle de columna interior.
Dentro de la iglesia protestante, una santa Madonna de antes de la reforma, allí se quedó, y el arzobispo católico de la ciudad se pasa de vez en cuando por la iglesia para rezarle. Al final da igual que religión seas, se reza al de arriba igualmente. Los detalles de la iglesia, como un cuadro de Lutero, Un icono ortodoxo gótico, muy bonito, nos fueron explicados por un responsable de la iglesia, que al ver nuestras caras de despistados recién llegados a la ciudad se decidió a explicarnos toda la iglesia, además en castellano, ya que su mujer era de León... Claro que cuando delante de una santa cena gótica, nos dijo que había un personaje de más por que tenía la cara del pintor. A lo que nos quedamos sorprendidos, por que seguramente sería la cara del pintor, pero personaje de más nada, que yo conté 13, Jesús y sus doce, lo que creo la duda de cuantos apóstoles tenía Cristo, pero vamos que los católicos nos lo sabíamos mejor... Destacable la amabilidad de la gente por Hamburgo, o por el oeste, ya que en Frankfurt nos pasó algo parecido. Abrir el mapa en la calle o verte despistado, y se te acercan a preguntarte si necesitas ayuda, te indican las posiciones o lo que sea.
La otra parte curiosa de la iglesia de St. Petri es subir a la torre, aquí si pagando, como en el resto de torres de iglesias de la ciudad. Pero el amigo nos hizo precio estudiante a todos, así que para arriba, y no esperabamos tanta escalera de caracol, tanta escalera de madera, tan delgadita... 544 escalones para subir unos 123 metros, hasta llegar cerca de la cupula del tejado de chapa de cobre...
Las vistas desde los ojos de buey de la torre, la iglesia de St. Jacobi.
Las vistas de Hamburgo. Vista del lago Binnenalster.
La torre de St. Jacobi y el barrio de la Chilehaus.
La plaza de la Rathaus.
EL ayuntamiento barroco de Hamburgo, con muchas filigranas, por dentro y por fuera.
La torre.
Un adornado lateral.
El escudo de la ciudad en una de las puertas.
En contraposición uno de los edificion de nueva arquitectura, cerca de Schaarmarkt.
La torre de St. Michaelis, uno de los emblemas de la ciudad. También protestante, y también con andamios. No falla, no hay ciudad sin alguno de sus monumentos en andamios. En Hamburgo no era uno solo, sino varios...
La estatua de San Miguel en la entrada. Ya saben santos en iglesias protestantes, pero eh, quién no tiene un pasado...
El immenso monumento dedicado a Otto Von Bismarck, algo soso encima de una colinita en un parque, se nota pero no sería algo muy destacable.
Una vista más lejana de la torre de St. Michaelis.
Reeperbahn, la calle principal de lo que es el barrio rojo, en ella un extraño kiosko adornado.
Que resulta ser un meadero abierto en plena calle, cosas del barrio...
Como estas señales que se encuentran en todas las entradas. Preocupante que te recuerden que esta prohibido lo que es obvio que esta prohibido. Que digo yo que estará prohibido en toda la ciudad.
Por el barrio una de esas cosas conocidas de la ciudad, la entrada a la calle Herbertstrasse. Una calle barrada, donde no pueden entrar ni mujeres ni niños...
El interior de la calle es algo tan sordido, sobretodo a media tarde, como esto. Una calle vacía, con luces de colores, cuatro turistas pasando, algún no turista en alguna esquina disimulado, y en los escaparates mujeres ligeras de ropa. Nada jovenes, nada espectacular, más bien todo muy sordido, muy triste. En Amsterdam al menos los escaparates están en calles normales, más disimuladas de alguna manera. Aquí están como en un ghetto.
El Alter Elbtunnel, un tunel que pasa por debajo del río Elba, a unos 120 metros, los coches bajan con unos ascensores, recorren la calle, estrechita, que también se puede pasar a pie.
Si no se usan los ascensores, las escaleras son para gente sin vertigo.
Una cosa curiosa de Hamburgo, en cualquier esquina te encuentras una sorpresa. En el tunel había un equipo de grabación, que no dejaba de grabar un coche de policia conducido por una rubia y dos tipos sospechosos detrás. Algún tipo de serie policíaca... En Hamburgo hay mucha tradición editora, que con el tiempo también se convirtio en actividad multimedia.
En la zona del centro del puerto de Hamburgo, el Queen Mary 2 rn dique, aparcado e iluminado.
Vista nocturna del puerto, con sus paraditas, los edificios al fondo, y el velero museo Rickmer Rickmers.
Y hasta aquí el resumen del primer día. Luego nos fuimos a comer por cerca de Baumwall, una zona llena de restaurantes portugueses y españoles. Elegímos un español y a comer pescado, unos calamarcitos a la plancha, una sopita de ajo... Y poco más, el cuerpo dijo a dormir, y dormimos como troncos.
Ho veu com és maco voltar pels "puestus"?
ResponderEliminarY poco más, el cuerpo dijo a dormir, y dormimos como troncos.
I cansat... tb és molt cansant...
Elegímos un español y a comer pescado
Així m'agrada...provant el menjar autòcton...
si és que...
La iglesia de St. Petri,, también protestante
ResponderEliminarSi, creo recordar que el Petri era bastante dado a quejarse, petrifax inclòs...
Hasta aquí el comentario idiota del día...
Lo de la sordidez es universal. Cuando se va en coche a Praga, según por donde se entre, ocurre lo mismo con las ventantanas de las casas a los lados de la carretera. Y en Amsterdam, aunque sea distinto, también acaba siendo triste.
ResponderEliminarSaludos!
G.