Lisboa

Aprovechamos el fin de semana largo del Pilar para ir de visita a Lisboa, a aprovecharse de los amigos, y visitar la ciudad, que hacía tiempo ya se perdió en el recuerdo. Así que ahora toca un poco de fotos del lugar. Las vistas de una ciudad curiosa, todo el día arriba y abajo, por las siete colinas.

Las esculturas del claustro de Sé Catedral. La perspectiva de la lectura eterna.

El mapa de Portugal en una piscina en la plaza del Comercio. Parece era una escultura, pero al principio pense que cutres, en la misma plaza tener ahí almacenada la piscina.

La plaza del Comercio, con el arco del triunfo.

Y por allí cerca, una de esas cosas típicas de la ciudad, las conservas, cientos de latas de sardinas, atún, bacalao, bonitos colores.

El ascensor de Santa Justa.

Ah, los dulces de nata, que ricos, y es que comer en Lisboa no esta nada mal, buen pescado, cerdo, y precios normales, pero ah, los postres, madre mía. Que ricos.

Aquí ganando a Pessoa al piedra papel tijera, buen escritor pero para esto poco hábil.

Y por la avenida, uno de los candidatos a la presidencia paseando por allí seguido por los seguidores, que por algo son seguidores, poca gente más se acercaba, y no había ni periodistas.

Cerca de la iglesia de San Roque, este vendía billetes, pero no aclaró el precio.

Lisboa no parece nada sucia, pero tiene un aires de decadencia, de nostalgia, es extraño, pero que haya muchas casa por el centro, que parezcan palacios abandonados ayuda.

Y si encima llueve y tal, pero luego están los tranvía clásicos, todo un encanto.

El convento de los Jerónimos, colas por aquí, colas en la tienda de los pasteles de Belém, colas por allá, muchos españoles de puente, bueno más tarde visitamos la iglesia y tal...

Pero mientrás tanto nos fuimos al nuevo Museu Coleçao Berardo, museo de arte contemporáneo, muy interesante, buena muestra de arte moderno portugués, muy chulo.

Y luego los otros see points obligados, la torre de Belém, más colas y tal.

Y el monumento del descubrimiento.

De vuelta por el centro, el ayuntamiento y el Pelourinho, que en su versión medieval servia para colgar gente y eso.

La entrada de la estación central.

Y por allí cerca, otro de esos indispensables, un local donde probar la Ginjinha, el licor de cerezas típico, rico.

Monumento al fado y auto en el barrio antiguo.

Y tiendas, la sensación de que menos mal que nos queda Portugal, por un lado, y viaje al pasado por el otro.

EL parque de la Estrela. Hay estatuas pero me parece mejor el público del parque.

Y la iglesia de la Estrela.

El parlamento portugués. Muy divertido que tienen guardias de honor, pero la guardia no es como la inglesa, están más relajados, charlando y tal, siempre que no les hagas la foto, entonces es cuando se cuadran.

Pero la imagen de Lisboa son los tranvías amarillos, sobretodo los de la imprescindible ruta 28.

Un pensamiento que refleja la mentalidad Lisboeta?

Y más calles del centro. Hay más detalles, como la cantidad de letreros de neón que están medio rotos pero son tan auténticos, quién tuvo la exclusiva se hizo de oro. Y algún detalle más, de momento esto vale de resumen. Alguna cosa más habrá, eso sí.