Mangiare all'italiana

Pero no solo se hace turismo con los ojos, también hay que alimentar al cuerpo, y siempre se encuentran cosas nuevas y buenos manjares.

Cosas curiosas como el Crodino, que no conocía, un refresco no alcohólico para el aperitivo, amargo como un bitter pero naranja y con el toque de sabor cítrico, curioso aunque a mi el amargo este no me acaba de convencer.

Como tampoco acabo de convencerme el Camparisoda, otro aperitivo, pero este alcohólico, con 10%, y un color rojo de colorante, y el amargo de los aperitivos estilo bitter, botellita pequeña, curioso, pero no para mi, ya saben que soy de líquidos más dorados.

Las que si me convencen son las flores de calabacín rebozadas, caseritas, una delicia.

Spaghetti alla chitarra con salsa Bolognese. La pasta hecha también casera. Ricos.

Cena degustación con productos naturales de la zona. Crema de garbanzos con bacalao, ensalada de calabacín, sopa de verdura con pan, riccotina rellena de verduras, pera con primo sale y crema con cerezas. No acabo de convencerme, pero es que no soy mucho de calabacines y berenjenas.

Un aperitivo a la italiana, con Aperol, y sus cosicas para el picoteo.

Pomodoro ripieno di riso. Más comida casera.

Pacche con fagioli. Más pasta hecha en casa, rica rica.

Ravioli relleno de ricotta al sugo primavera. El relleno de queso fresco rico y la salsa con las verduritas, todo una delicia.

Pero también se bebe, y probamos unos cuantos vinos italianos que no están mal, como este prosecco de Carpene Malvolti.

O esta Falanghina, una uva que da un vino dulce como el moscatel.

Y para postre un Bacio de la heladería artesanal Normanno de Sant' Agata de' Goti, una delicia de avellana y chocolate.

Digamos que no es un buen país para empezar a hacer dieta en verano.