El abuelo que saltó por la ventana y se largó

El abuelo que saltó por la ventana y se largó de Jonas Jonasson fue el superventas del pasado Sant Jordi, y yo también caí en él. Pero no podía ser de otra forma, una novela de humor nórdico, a la que ya tenía puesta el ojo, y a mi el humor y lo nórdico me llaman. Y por mucho que los críticos listos o periodistas o lo que sean que escriben las noticias se sorprendan que en el norte haya humor, será porque ahora les sorprende el éxito de algo de lo que ya había ejemplos en los libros del finlandés Arto Paasilinna, editados por Anagrama o el también sueco Mikael Niemi que publicó Destino, y esto solo hablando de humor literario, sin entrar en otros campos. Pero claro si la moda es el género negro nórdico es que solo hay eso... Pero no, también hay humor, como el de este libro, que no es extraño sea un éxito, porque es divertido, con un humor amable, y fácil de leer. Sigue las aventuras de un abuelo centenario que todo el mundo quisiera ser, y con una vida de lo más interesante, una vida que esta relacionada con la mayoría de acontecimientos trascendentales de la política del siglo XX, que toca muy por encima, es una especie de Forrest Gump a la Sueca, sin el toque melodramático, y con una fina ironía de crítica sin llegar al sarcasmo y la mala leche, que quizás se eche en falta, más a lo Sharpe o a lo Paasilinna, que por cierto el propio autor cita en el libro, por si hiciesen falta más pistas. El libro es muy entretenido, la forma de tocar situaciones que rozán el absurdo pero son totalmente creíbles está bien llevado, y en tiempos de crisis necesarias son unas risas. A ver si hay suerte con el éxito, y llegan más obras con humor del norte.