10 mayo 2021

Free as in beer

Ya han pasado unos días, y ahí está dando vueltas en mi cabeza. Me ha tocado las narices, no porque sea nuevo, pues es una estrategia que lleva años y años siendo así.

Esa estrategia populista, esa maldad neoliberal, de coger cualquier concepto que les resulte peligroso, hacerlo suyo, tergiversarlo, y dejarlo doblado, vacío de cualquier sentido que no convenga a sus objetivos.

Ahora le ha tocado a la libertad. Que partidos que blanquean el fascismo, que es prácticamente por definición la limitación de toda libertad, se hagan suyos del término dejándolo en una vulgar caricatura. Ahora libertad es tomar cerveza a cualquier hora en la calle. Bueno, ni eso, es una libertad neoliberal, capitalista. Es la libertad de poder comprar una cerveza a cualquier hora.

Y que tal subnormalidad cale lo suficiente para marcar la agenda política. Manda huevos.

Pero hay un segundo término apropiado que me toca las narices, y es el concepto de fiesta que conlleva esa libertad. Que el hedonismo también haya sido apropiado y se trate de la defensa de un hedonismo neoliberal, una forma de fiesta egoísta. Una fiesta a base de individualidad ombliguista. Esa concepción de fiesta que pierde el sentido de comunidad. Una mierda que con el fin del estado de alarma les ha ido que ni pintado amplificar con sus máquinas de publicidad. Fiesta es consumir hasta altas horas de la noche, en cualquier sitio y condición. Y que si uno se para a pensar ese apropiación del hedonismo y de lo que es la fiesta es de siempre otra de esas cosas que la derecha ha querido controlar. Y más en este país, donde la fiesta nacional ha sido privilegio de pocos que en un recinto pagan para ver asesinar seres vivos.

Son luchas que parecen perdidas, asumidas, que prácticamente nos comemos con indiferencia tragándonos la publicidad neoliberal que domina todos los medios.

Libertad y fiesta. Mis cojones. Libertad y fiesta es otra cosa, y lo saben. Fiesta popular, fiesta que tiene en cuenta y mucho el sentido comunitario que debe tener toda fiesta, desde la comunidad familiar a la comunidad del barrio, del pueblo. Y no es casualidad lo que costó recuperar ese espíritu de fiesta popular, comunitaria, en la transición, en las fiestas de barrio, en las verbenas de vecinos, en la cultura popular que hubo que recuperar y crear de nuevo. Hasta esos términos parece que se dan por supuestos, y estamos de nuevo en un punto que nos toca luchar por esos espacios, y unas cuestiones que ante el ataque populista neoliberal, de un sistema que se defiende con dientes para mantener unos privilegios de pocos cada día más insostenibles. Pues nada, hasta recuperar la fiesta nos va a tocar. Desde abajo, otra vez.

Libertad no es comprar cerveza a cualquier hora. Fiesta no es emborracharse en la calle a cualquier hora.

Y además que ahora te lo venden, te lo crees, y después ya te lo prohibirán. Cuando les convenga.