11 octubre 2011

Leipzig (muy breve)

 De nuevo tuvimos la oportunidad de visitar Leipzig, una ciudad que vale la pena visitar. Pero esta vez poco tiempo de turismo, que íbamos por cosas de trabajo. Pero eso no quito que pudiésemos reencontrarnos con buena gente, y eso es lo que más vale la pena, mucho. Si además te acogen con los brazos abiertos, pues por trabajo, pero con ganas.
 Cuantas veces habrá salido ya por aquí la escultura de Fausto.

 Pero esta vez, nos metimos en el Auerbachs Keller, el segundo restaurante más antiguo de Leipzig, y que sale en una de las escenas de Fausto, donde Mefistofeles se cita con Fausto, y de ahí las estatuas, relacionadas con la escena.

 Y dentro, pues comida tradicional, muy alemana. Nos decidimos por una carne cocida en cerveza negra, con cebollitas, champiñoes y la inevitable sauerkraut. Y no estaba malo, eso sí, un plato gigante. Y unas risas con la gente que se acerca a verte, y unas cervecitas, y un buen rato.


 Otro sitio al que nos acompañaron, el Gosenschenke 'Ohne Bedenken', un sitio abierto en 1899 donde típica se servia la Gose, la cerveza típica de Leipzig, de hecho es un tipo que solo se encuentra por la zona.

Y por la zona un Schloss que no había visto. La ciudad es bonita, espaciosa, muchas casas por recuperar, no está mal la ciudad. Pero lo mejor la gente que todavía hay por allí. Se nota que en Alemania la crisis es otra cosa, muy diferente.

Y luego toca el regreso. Y parece que regresar de Alemania nunca es sencillo. No tanto como la última vez, en que los aviones dejaron de volar. Pero primero el tren con más de 40 minutos de retraso, luego te lo cambian de andén, y le dan la vuelta para que no sea sencillo localizar el vagón correspondiente, y todo con los nervios de llegar al avión. Llegas a Berlin, y no funcionan los S-Bahn que llegan al aeropuerto, así que por suerte la ventanilla de información esta abierta y te dicen que busques un autobús al aeropuerto. Localizas la parada y esperas que llegue, y que la distancia y la llegada te de para llegar al aeropuerto, al que ya vas más que justo por el retraso del tren. Llegas al aeropuerto, y la cola para pasar el control de seguridad es bien larga, y lo suficientemente caótica para ponerse nervioso, sobretodo cuando como tu vuelo ya esta embarcando. Pasas el control y rápidamente a la cola de embarque, que es cola tras cola, no recordaba lo mal organizado que esta el aeropuerto de Berlín y los embarques de Easyjet, que parece no sepan mejores formas, más agiles y económicas de embarcar, pero hay que hacerlo de forma que la gente tenga esa sensación de barato, malo, para que sea todo bien low cost. Y luego suerte que en la cabina aún encontre un hueco para mi maleta, otros no tuvieron esa suerte. Luego el vuelo ya bien. Y aquí tuve suerte y pillé el tren a tiempo, salió a la hora, y llegó sin problemas. Si parece raro, pero vamos que la cosa aquí y allí a veces se invierte, o ni sus tópicos de eficiencia y puntualidad son tan verdad como los de vagos del sur que tienen otros...

3 comentarios:

Bororo dijo...

Siempre es bonita Alemania, lastima de sus masters del universo.

Y la vuelta, accidentada, como ya es habitual. Y la comida, genial como ya es habitual.. y la cerveza no la mencionamos.

Marta dijo...

Semblaria que no el volien deixar tornar! :p

Anna dijo...

Quina feina més dura que té.... ¡Cuánto sufrimiento!