Pero lo peor no son las picadas, que también, pero eso es solo físico. Lo peor de lo peor de los mosquitos es lo capaces de la tortura psicológica de la que son capaces. Tú estás tranquilamente durmiendo y de repente ese zumbido amenazador, y no lo ves, y suena en la oreja, y te despiertas de golpe, y sin todavía tener conciencia te lanzas un manotazo a tu propia jeta, que te deja aturdido, y sigue zumbando y no lo ves, y te levantas y enciendes la luz, y tomar por culo el dulce sueño, y lo buscas y sigues sin verlo, y vuelves a apagar la luz, pero ya no es lo mismo, y a la mínima vuelves a oír ese zumbido, y si tienes suerte lo localizas y lo pillas, lo aplastas y te das cuenta que ya es tarde cuando ves la cantidad de sangre que deja por ahí. Pero lo normal es no tener tanta suerte, pierdes la paciencia e intentas cerrar los ojos apretar los dientes y seguir durmiendo hasta el siguiente ataque. Pero si ya pierdes la paciencia del todo consideras el ataque químico, insecticida, que como estas medio atontado no caes en que te va a obligar a estar fuera de la cama un buen rato o el que mueres eres tú…
Les suena la escena verdad, pues todo esto porque me han entrado ganas de mostrarles lo que para mí es la mejor representación de este drama humano sin igual, la de Jan en Superlópez, La semana más larga. Una sencilla genialidad, que si no han leído ya no tienen perdón de los dioses.
Inicia el tebeo con lo que es el despertar usual del trabajador, pero claro si con el calor duermes con la ventana abierta se puede introducir el invasor, al principio pasa desapercibido.
Pero esa misma noche, ya cansado, te dispones a dormir, y ahí aparece el zumbido, y la lucha desigual.
Pero al final del primer combate hay un ganador claro, el campo de batalla está como esta, y no queda más que rendirse.
La siguiente batalla se pasa a hacer con armas de destrucción masiva. Y la conclusión es que acabas durmiendo en el pasillo...
Dicen que a veces la mejor defensa es al indiferencia, la resistencia pasiva, pero no acaba de funcionar tampoco.
Y si no descansas en casa, no queda otra que aprovechar esos momentos de relax que puedas robar en el lugar del trabajo.
Claro que si eso hace que los vecinos tampoco puedan dormir, al final también se mosquean, y entonces te muestran la solución con la que no habías ni pensado.
Y así puede uno volver a la tranquilidad, cenar y ducharse, y poder descansar de nuevo merecidamente.
Simplemente genial. Tan real, un gag que recorre toda la historieta y se combina con la falta de sueño causada por otros devenires de la historia que les dejo descubran o recuerden por si solos. Pero mira que hace años que he leído este tebeo y no encuentro en mi memoria una lucha mejor contra estos putos bichos.